Efigie de San Miguel de Aralar

El 23 de abril de 1756, por orden del doctor Juan Lorenzo de Irigoyen se procedió, delante de testigos, a cambiarle el vestido de plata y a reponer con madera nueva, alas, brazos y cruz, que se creía faltaban de la imagen primitiva a la vez que se colocó una cruz engastada en lata con los fragmentos del Lignum Crucis que hasta entonces se guardaban en una arqueta de marfil, en el sagrario de la Capilla de San Miguel. El año 2017 se restauró la plata dañada del cuerpo y alas del ángel, y se aprovechó para estudiar a fondo el alma de madera de la actual imagen, a fin de ver el aspecto de la efigie a lo largo de la historia. 

A lo largo de los siglos, la imagen ha sufrido sucesivos robos, uno en 1620, siendo abad del Santuario don Miguel de Leiza, robo frustrado pues los ladrones quedaron milagrosamente inmovilizados; y otro en 1687, en el que Manuel González y Juan de Jáuregui, tomaron la imagen, tirando la cabeza de la misma, que no estaba cubierta de plata, a poca distancia del santuario. Un tercer robo de la imagen se produjo en 1797.
Efigie de San Miguel de Aralar

El 23 de abril de 1756, por orden del doctor Juan Lorenzo de Irigoyen se procedió, delante de testigos, a cambiarle el vestido de plata sobredorada y a reponer con madera nueva, alas, brazos y cruz, que se creía faltaban de la imagen primitiva a la vez que se colocó una cruz engastada en plata con el Lignum Crucis que existía en el altar mayor de la capilla en la cruz de San Miguel.

San Miguel es el arcángel guerrero, capitán de los ejércitos celestiales, príncipe de la lucha contra los ángeles rebeldes. Es citado en la Biblia, en varios libros del Antiguo Testamento y en el Apocalipsis, donde salva a la mujer que acaba de dar a luz, símbolo de la Virgen y de la Iglesia, y lucha contra el dragón de siete cabezas, expresión suprema del mal, al que vence.

La representación más generalizada de San Miguel, procedente del periodo medieval y de los comienzos del Renacimiento, es la que lo presenta vestido de guerrero, con coraza y escudo, situado por encima de un dragón –representación del demonio- al que fustiga con su lanza. La imagen del hombre sobre el monstruo al que domina a sus pies era ya conocido en la antigüedad, en civilizaciones como la egipcia, la romana y más tarde la musulmana. En Egipto era Horus el que mataba a los cocodrilos del Nilo y a otros animales dañinos; en el arte romano, el emperador Constantino aparece triunfantemente en su lucha contra el dragón; y en el Islam es Khidr, el héroe musulmán vencedor del monstruo.

Iconografía de San MiguelTambién es frecuente que aparezca en su función de psicopompos, es decir pesando las almas y presentándolas ante Dios en el Juicio.
Sin embargo, la efigie titular del santuario de Aralar presenta una imagen mucho más original y más significativa desde el punto de vista teológico, la del Arcángel, enarbolando sobre su cabeza la cruz de Cristo. Esta imagen fue ya representada en el siglo X, en un admirable relieve prerrománico de la iglesia de San Miguel en Villatuerta, que se conserva hoy en el Museo de Navarra, y dos siglos más tarde, en la portada de la iglesia románica de Berrioplano (siglo XII). Además está relacionada con las efigies paleocristianas que en magníficos mosaicos, pueden contemplarse en sendas bóvedas de Rávena y de Roma. La primera se encuentra en la capilla archiepiscopal de San Andrés, en Rávena, en la que cuatro ángeles, surgidos desde los cuatro ángulos sostienen sobre sus cabezas un crismón, monograma simbólico de Cristo. En Roma, en la bóveda de la capilla de San Zenón, en la iglesia de Santa Prássede (muy próxima de Santa María la Mayor) se representa una escena similar en la que cuatro ángeles con los brazos alzados sujetan un busto de Cristo con orla circular.

La imagen de Aralar y las otras mencionadas va más alla, en su significado teológico que las más numerosas del guerrero venciendo al mal, representado en el dragón. Nos muestra que San Miguel vence al mal a través de la Cruz de Cristo, que muere en ella para salvar a los hombres. Así Cristo se nos presenta como el verdadero vencedor del mal y el ángel Miguel como anunciador de esa buena noticia.

San MiguelEl Arcángel San Miguel fue el protector del Reino de Navarra. En numerosas ocasiones los reyes y las instituciones de Navarra rogaron su intercesión. Esta devoción al capitán de las milicias celestiales es una de las más acendradas y extendidas en el orbe cristiano durante la Edad Media.

La devoción generalizada a San Miguel se constata en Navarra a través de un altísimo numero de parroquias, monasterios, ermitas, retablos e imágenes dedicadas a su culto, que suman más de 320 referencias directas.

ParroquiasParroquias

Navarra cuenta con 56 parroquias dedicadas a San Miguel Arcángel, extendidas por todo su territorio y dos basílicas, además del santuario de San Miguel in Excelsis, del monte Aralar. En otras 20 parroquias o iglesias existe un retablo dedicado a San Miguel, y en 140 iglesias más se venera una imagen del santo arcángel.

Las parroquias o basílicas dedicadas a la advocación de San Miguel son las de las siguientes poblaciones:
Aoiz, Arraiza, Arribe, Artazu, Badostáin, Baraibar, Barbatáin, Barillas, Beramendi, Beunza, Cábrega, Cadreita, Cárcar, Cía (Iza), Ciriza, Corella, Ecala, Eraul, Eguillor, Egozcue, Eraso, Erice, Eslava, Estella, Etxarri (Larraun), Idoy, Igantzi, Ilarregui, Iturmendi, Larraga, Larráin(Adiós), Leitza, Lizoain, Lodosa, Marcaláin, Mendivil, Metauten, Noain, Olaiz (Olaibar), Olaldea (Oroz Betelu), Olazagutia, Olcoz, Orcoyen, Oteiza, Pamplona, Sarría(Puente la Reina), Sagüés, Salinas de Ibargoiti, Salinas de Oro, Udabe, Uitzi, Urdániz, Urroz, Uterga, Zarranz y Zufía. Arguedas y Peralta cuentan con basílicas dedicadas a San Miguel.

Además de las citadas, se constatan 20 parroquias o iglesias que cuentan con retablo dedicado a San Miguel y que son las siguientes. En otras 140 iglesias navarras existen efigies de San Miguel Arcángel.

ErmitasErmitas

Fernando Pérez Ollo, en su libro “Ermitas de Navarra” cita referencias de hasta un total de 110 ermitas -además del santuario de Aralar- dedicadas a San Miguel en Navarra a lo largo de la historia, de las cuales unas siguen en uso, otras sin culto o derruidas y de otras sólo queda su recuerdo en el topónimo del lugar en que se levantaron.

Cuentan con ermita de San Miguel las 45 localidades siguientes:

Abáigar, Abárzuza, Abaurrea Alta, Ablitas Ainzoain, Alzuza, Alloz, Ansoáin, Aranarache, Arguedas, Aristu, Arizaleta, Arizkun, Arruitz, Artozqui, Arzoz, Atondo, Barásoain, Barbatáin, Beunza, Echavarri(Allín), Elía(Amocáin), Esténoz, Galdeano, Gastiáin (Iriberrigutxia), Goñi, Idoate (compartida con Lerruz), Irañeta, Iroz, Izal, Lerruz (compartida con Idoate) Lizarraga (Ergoyena), Mezkiriz, Olaz(Galar), Rocaforte, San Martín de Unx, Santesteban, Ucar, Ujué, Uli(Lónguida), Urdániz, Vidángoz, , Villatuerta, Zabalza (Urraul), Zuazu(Izaga) y Zuza. A esta relación puede añadirse, considerando que no es propiamente una ermita, el torreón primigenio del castillo de Javier, dedicado al Arcángel San Miguel.

Se mantiene el recuerdo de otras 64 antiguas ermitas de San Miguel, a través de documentación histórica, de imágenes guardadas ahora en otros templos o de topónimos en otras localidades que van de Valcarlos a Tudela, o de Acedo a Petilla de Aragón.